- Área: 55 m²
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Fotografías:David Zarzoso
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En el céntrico barrio madrileño de Malasaña proyectamos un pequeño apartamento de una profunda intimidad y calidez, que desde el principio buscaba ser un refugio frente al bullicio de la capital española. Reaccionando a las condiciones únicas del espacio, dividido en dos niveles, el nuevo diseño utiliza una antigua escalera de caracol de forja para definir la distribución. Se trata de una vivienda ubicada en una tercera planta, y dividida en dos niveles.
En la planta superior la terraza funciona como claraboya de luz natural hacia la parte inferior. Esta última se organiza bajo una distribución simple y ordenada de tres territorios: sala de estar y comedor, cocina abierta, dormitorio y baño. Todas las zonas están cubiertas bajo un denominador común de madera de pino, haciendo referencia a su anterior vida, y ofreciendo una armonía constante con el resto de materiales. El color blanco se suma al proyecto a través de paramentos y techos, además de proporcionar una nueva narrativa a la escalera.
La cocina, proyectada en los mismos tonos claros, se abre al resto del espacio de manera casi inadvertida, funcionando como mueble de transición, sin ruidos, ni estridencias. La integración estratégica de todos los contenedores y electrodomésticos acaba de silenciarla. El comedor, enfrentado a ésta, se viste con un diseño de mesa y banco a medida en el mismo material de pino. El resto de la sala está protagonizado por un sofá de B&B Italia y una estantería para libros Vitsoe, antojo de los clientes. Los porticones que orientan a la calle filtran la luz natural, en constante diálogo con la claridad del hueco de la escalera. Se recurre también a la iluminación decorativa para conseguir una mayor calidez lumínica en ciertas zonas.
En el fondo del apartamento se encuentra el dormitorio delimitado por una puerta corredera totalmente integrada. Ésta permite conectarlo por completo con el resto de la vivienda, además de esconder o descubrir la librería que protagoniza el acceso. Un gran cabezal extiende el lenguaje de madera de pino hasta el baño, revestido con mármol blanco Dolomita. Un sutil gesto de materialidad que añade valor a este espacio de la casa. Finalmente, el nivel superior donde desemboca la escalera está definido por un micro-espacio de trabajo comunicado con la terraza, con vistas a los tejados y cielo de Madrid. Una jardinera en la medianera, introduce la vegetación en el proyecto, creando un bucólico escenario contemplativo.